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La revaloración de los espacios públicos y privados después de la pandemia

La pandemia nos hizo revalorar nuestra vida fuera de nuestros hogares.  Increíble, pero cierto, nadie pensaba que el confinamiento nos hiciera pensar en esos espacios que ocupábamos de vez en cuando, o simplemente acudíamos ahí por casualidad.

En abril, a principio de la pandemia, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) en coordinación con ONU-Hábitat, organizó un ciclo de conferencias virtuales llamado “Contingencia Covid-19. Aprendizajes para el territorio”, ahí, Dolores Franco, directora general de Desarrollo Urbano y Vivienda, dijo que los espacios públicos construyen salud en tres planos: físico, mental y emocional.

Siguiendo con esta idea y desglosando un poco los puntos anteriores podremos encontrar temas en común sobre el impacto de este tipo de espacios en la comunidad.

De un tiempo para acá los parques, jardines, senderos para caminar que han habilitado las alcaldías y municipios en todo el país, se han convertido en lugares propicios para la actividad física, recreación, tomar una caminata, pero también sirven para distraer a las personas de sus actividades cotidianas.

Por poner un ejemplo claro, Central Park en Nueva York es un símbolo y modelo de parque urbano ubicado en Manhattan, el cual cuenta con más 340 hectáreas que se distribuyen en lagos artificiales, senderos, puentes, zonas de descanso y hasta cascadas.

Esta zona verde en medio de una de las ciudades más importantes del mundo se convierte en el centro de la metrópoli donde habitan 8.4 millones de personas. Para los neoyorquinos, es su zona de descanso, relajación, de paseo, transformando a Central Park en un icono de espacios urbano.

El ejemplo de Central Park nos traslada a las comunidades del país, ya que esos espacios en mucho sentido tienen que ver directamente con la salud, el estado anímico de las personas y hasta podría decirse que están relacionados con un derecho humano.

Volviendo al comentario inicial de Dolores Franco, directora la SEDATU sobre la parte mental, actualmente este tipo de padecimientos impactan no solamente a las personas, sino también a la sociedad en su conjunto, y han hecho que dentro de las políticas públicas sean uno de los principales focos de interés en las estrategias de prevención y promoción de la salud por parte de los gobiernos.

Los espacios verdes, por grandes o pequeños que sean, son indispensables para el ser humano, ya que está comprobado que la exposición a la naturaleza es necesaria para el bienestar de las comunidades.

Conectarse con la naturaleza puede darse de diversas formas, algunas personas se sienten bien con tan solo ver un árbol o una pared verde, pero hay otras que necesitan conectarse, caminar en un área con árboles y vegetación, es decir, tener un contacto físico más cercano.

Esa unión con la naturaleza puede ayudar a reducir los sentimientos de estrés, restablecer la capacidad de concentración y de prestar atención, así como mejorar el estado emocional de las personas.  De hecho, existen estudios donde se muestra que las personas tienen un mejor estado de ánimo, más autoestima y un menor nivel de estrés cuando estaban expuestos a entornos naturales.

Después de estos días de confinamiento, la disponibilidad, cercanía y acceso a espacios verdes podría promover para muchas personas e incluso familias, un espacio tranquilo, restaurador y sereno, que ayude a reducir los niveles de estrés y ansiedad propios de la pandemia.

No hay que dejar a un lado que los ambientes naturales también fomentan la actividad física y la sociabilización de las personas con el vecindario.

El desarrollo económico ha provocado que la mayoría de las personas vivan en ciudades y que pasen la mayor parte del tiempo en sus hogares, oficinas, escuelas, etc. El contacto diario con la naturaleza y zonas verdes depende en gran medida, de los espacios verdes urbanos que se tengan a la cercanía.

No debemos olvidar que los espacios verdes contribuyen de una forma importante para una vida saludable, por lo que deben considerarlos como un recurso significativo para la salud pública ante el regreso a las actividades económicas.

Independientemente del impacto de la pandemia en las comunidades, la transformación y modelos arquitectónicos que se estaban construyendo en muchas partes del país, contempla a las áreas verdes como parte fundamental de la salud comunitaria, pero también como un factor fundamental que aumenta el valor tanto en la venta y/o renta de un inmueble.

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